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Estaba seco de letras pues ya todas las había regalado.

Estaba seco de letras porque con ellas había vestido su desnudez.

Estaba seco de letras porque con solo ver sus ojos encontrabas la historia nunca contada.

Estaba seco de letras porque la lluvia había borrado la huella de que alguien estuvo ahí.

Pero el navegante siempre vuela, el navegante siempre brilla, el navegante siempre tiene letras.

Y el navegante regresó, regresó brillando, regresó volando, regresó con letras, regresó...

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