domingo, 9 de enero de 2011

Tengo la ligera sospecha de que le gustaba escuchar aquellos relatos escritos en borrador porque a medida que nuestras voces iban llenando la habitación como el humo, podía acostarse y recrear sueños y fantasías para fusionarse con esa charla que lo envolvía en la niebla. Pero como en toda ilusión pasajera llega el momento de despertar, tienes que abrir nuevamente esa puerta que te regresa a la realidad. ¿Qué pasa entonces ahora?

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